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Para muchas personas el calor que hay en las noches de verano tiende a ser una pesadilla. La causa es que el exceso de calor impide bajar la temperatura interna cerebral, para conseguir conciliar el sueño y tener un sueño reparador.
Como en cualquier otro momento del año, conciliar el sueño va a depender de factores exógenos y de factores endógenos. Los primeros tienen que ver con todo aquello que nos rodea y que no depende directamente de nosotros. Los segundos, como es lógico, son nuestra responsabilidad.
Refrigeración preventiva
No toda España está habituada al calor y por ello las casas están más o menos preparadas para batallar con el verano. Aires acondicionados, ventiladores… sin embargo, a veces puede ser peor el remedio que la enfermedad: irritación de las vías respiratorias, sensación de sequedad y la posibilidad de generar un desequilibrio térmico que acabe en un resfriado… todo ello está a la orden del día.
La cama importa
Para dormir en verano es posible que te sobre casi todo, incluida la ropa o dormir con tu pareja. No te vamos a culpar por ello. Por ejemplo, todo lo que sean tejidos relativamente sintéticos como el poliéster son malos aliados del descanso, pues no transpiran bien y aumentan esa sensación pegajosa. Lo conveniente sería apostar por la seda, el algodón o el lino.
Evitar focos de calor
Igual que prescindimos de luces, tenemos que evitar tener en la habitación dispositivos electrónicos como el ordenador, la Tv, etc, los cuales aumentan la temperatura. No les podemos culpar de todo, pero sí suponen un extra para acentuar el no deseado calor. Es conveniente tener la habitación ventilada; abrir las ventanas para que haya corriente, en cuyo caso, se recomiendo usar antifaz para evitar despertarnos con la luz natural.
No hay que olvidar, que el dormitorio es la parte de la casa donde únicamente se va a dormir; no hay que estar con el portátil en la cama, ni con el teléfono… tampoco es conveniente estar viendo Netflix hasta que conciliemos el sueño, pues los estímulos, el calor y la luz azul serán interpretadas por nuestro cerebro como una señal de que no es hora de dormir.
Si necesitas más consejos, nuestra Doctora Anjana López estará encantada de ayudarte a mejorar tu calidad de sueño en el verano.