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15 abril, 2024El descanso es un mecanismo esencial regulador de nuestro organismo. Se ha investigado su impacto en todos los niveles y desde diversas perspectivas, y cada vez es más evidente la conexión entre el descanso y nuestro desempeño. Cuando dormimos menos horas de las necesarias, nuestro cerebro no puede activar los procesos de recuperación mental, lo que tiene consecuencias tanto a corto como a largo plazo para nuestra capacidad cognitiva.
En el corto plazo, la falta de sueño afecta nuestra capacidad de mantenernos alerta, concentrados y de aprender. Puede resultar en un pensamiento más lento y dificultad para retener recuerdos a largo plazo en nuestra memoria. Se ha investigado ampliamente la relación entre el sueño y la consolidación de la memoria. La memoria declarativa, que implica recordar hechos y eventos, se fortalece durante las etapas de sueño no REM (Rapid Eye Movement). Mientras que la memoria procedimental, que involucra el aprendizaje secuencial de pasos y habilidades motoras, se consolida durante la fase REM del sueño.
Además, durante la fase REM del sueño se procesa el material que se va a memorizar e incorpora a las redes de memoria existentes. Esto estimula el pensamiento creativo y la generación de soluciones creativas y flexibles. Por lo tanto, cuando no dormimos lo suficiente, nuestra capacidad para tomar decisiones se ve afectada, somos menos adaptables y nos cuesta más enfrentar los desafíos diarios. Nos volvemos más rígidos en nuestras respuestas y encontrar soluciones a los problemas se vuelve más difícil.
En situaciones de falta de sueño, nuestro cerebro no puede reestructurar y organizar la información en nuestras redes de memoria, lo que dificulta la aparición de ideas y pensamientos novedosos.
A largo plazo, se ha observado que los patrones de sueño inadecuados están asociados con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y el posible desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Por lo tanto, cuidar nuestro sueño es fundamental para mantener una buena salud a lo largo de nuestra vida.
Las necesidades de sueño varían a lo largo de la vida y son diferentes para cada individuo. Es importante que al despertarnos evaluemos si nos sentimos descansados y que incorporemos hábitos para promover un sueño saludable. También es crucial prestar especial atención a las etapas de mayor vulnerabilidad del cerebro, como la infancia y la adolescencia, y enseñar y establecer rutinas de sueño saludables desde una edad temprana. Si necesitas más información, ¡no dudes en consultarnos!